Cuando en octubre de 1922, tras la marcha sobre roma de las escuadras fascistas, Benito Mussolini fue encargado de formar gobierno, en Italia se registró un cambio histórico: era el fin del estado liberal y de las instituciones representativas. Junto con la desaparición de la libertad sindical y la intervención del estado en todos los aspectos de la vida, el fascismo introdujo un nuevo estilo político y nuevos mitos colectivos. En España, durante la segunda república, aparecen movimientos con semejanzas evidentes con el partido nacional fascista italiano, que propugnan un fascismo «a la española»