A las crías de caimán les gusta subirse a la espalda y a la cabeza de su madre. Aunque los caimanes construyen un nido, no incuban sus huevos ellos mismos porque con su peso de varias toneladas romperían los cascarones de los huevos. En vez de ello, construyen una especie de incubadora con vegetación que se degrada lentamente. Aunque esto pueda sonar un poco desagradable, durante la descomposición se produce un calor que incuba los huevos. Cuando la temperatura no supera los 34 grados salen hembras del huevo y a más de 34 grados salen machos. Las crías permanecen hasta dos años cerca de la madre y se alimentan de pequeños peces, ranas o insectos hasta que alcanzan la edad adulta.