En caso de peligro, los erizos se enrollan sobre sí mismos como una pelota punzante de modo que quedan perfectamente protegidos. Los erizos son sordos y ciegos al nacer, y sus púas crecen antes de que se desarrollen sus sentidos. Las púas aún son pelos blandos durante el parto, de modo que no pueden hacer daño ni al propio erizo ni a la madre. La principal medida de defensa de un erizo consiste en erigir sus púas, que son controladas por diferentes músculos diminutos, y enrollarse sobre sí mismo como una pelota, de modo que las púas apunten en todas direcciones. De esta manera al enemigo solo le queda una superficie de ataque que es más pequeña que la punta de un dedo. Los erizos pueden llegar a medir 20 centímetros de largo y viven algunos años. Estos conocidos omnívoros comen insectos, anfibios, huevos de pájaro, diferentes tipos de hongos, bayas y serpientes. Gracias a su inmunidad frente al veneno de serpiente debido a una proteína especial de su cuerpo, los erizos pueden incluso cazar serpientes venenosas.