Durante una competición, un caballo árabe puede recorrer casi 160 kilómetros al día. Los caballos árabes fueron criados por los beduinos y vivían con las familias en el desierto. ¡A veces incluso dormían en sus tiendas! Actualmente se reconoce a estos ilustres caballos por la cola en alto y la forma de la cabeza. Prácticamente toda raza de caballo moderna tiene su origen en alguna línea sanguínea árabe porque los árabes fueron cruzados para transmitir determinadas características a otras razas como la velocidad y la resistencia, así como una predisposición a tener huesos fuertes y densos. Los árabes se distinguen por su facilidad para aprender y su disposición a cooperar, así como por su atención y temperamento. El “polifacético árabe” suele ganar competiciones de resistencia y es una raza apreciada en todo el mundo.